viernes, 5 de julio de 2019

Recorridos Argentinos: UN SIMBOLO DE BARILOCHE : el chocolate

Recorridos Argentinos: UN SIMBOLO DE BARILOCHE : el chocolate: Desde los primeros años del siglo XX, la idealización de Bariloche como la "Suiza Argentina" involucró las montañas, los paisajes,...

UN SIMBOLO DE BARILOCHE : el chocolate

Desde los primeros años del siglo XX, la idealización de Bariloche como la "Suiza Argentina" involucró las montañas, los paisajes, la nieve y por supuesto el chocolate.
El chocolate se ha convertido en símbolo indiscutido para el turismo y un verdadero emblema local.
Las primeras elaboraciones fueron hacia el año 1947 cuando el matrimonio de Aldo Fenoglio e Inés Secco llegó a estas tierras. Los inicios se remontan a una casa de té llamada El Tronador, ubicada en la calle San Martín y cuyos principales clientes eran los pobladores locales pero sobre todo los esquiadores a quienes se les ofrecía chocolate caliente y tortas luego de sus prácticas deportivas en los cerros. Hacia 1967  FENOGLIO  apostó  exclusivamente a la venta de chocolate.







En estos años otras empresas comenzaron sus actividades  como BENROTH en 1965 y DEL TURISTA en 1969, ésta última producto del emprendimiento de Benito Secco, cuñado de Aldo Fenoglio.






Hacia los años ochenta la demanda del chocolate creció ya que había mucha demanda. La ABUELA GOYE en 1981  - desprendimiento de ESTRELLA ALPINA y MAMUSCHKA en 1989 marcaron el inicio y el final de la década.
A mediados de los 90 reinaba en el país el neoliberalismo y era muy difícil abrir  un negocio.











Sin embargo Luis Broger decidió abrir , luego de su desvinculación de la Abuela Goye TANTE FRIDA en 1995   mientras que Diego Fenoglio hacía lo propio inaugurando  RAPA NUI en 1996 , dejando a la vieja chocolatería FENOGLIO en poder de su hermana Laura. Surgieron para establecerse como dos de las chocolaterías más prestigiosas de la actualidad. Tenían la ventaja de contar con un capital inicial producto de su separación de La abuela Goye y Fenoglio respectivamente.








La situación económica nacional de fines del siglo XX fue de mal en peor. Adrián Inostroza de Chocolate Patagónico tuvo un intento fallido de lanzarse al mercado en 1996. Esa recesión  alcanzó a medianos y grandes emprendedores, a tal punto que sobre finales de la década del noventa Fenoglio, una de las marcas históricas y de mayor renombre en la región entraría en convocatoria de acreedores debido a su imposibilidad de hacer frente a las deudas que había adquirido en el último decenio del siglo XX.
A la par de las grandes firmas los pequeños emprendimientos también tuvieron un incremento en las ventas gracias al turismo extranjero. En el año 2002 comenzó a operar la chocolatería BONIFACIO.
Laura Fenoglio única heredera de la histórica marca tras la desvinculación de su hermano Diego para crear Rapa Nui, vendió la empresa al grupo D&G.
Este grupo, contrario a la tradición familiar, mantuvo un bajo perfil que lo llevó a una silenciosa recuperación.
Así inauguraron en 2007 el Museo del Chocolate emplazado en el kilómetro 1 de la Avenida Bustillo.
Además de los productos propios se empezó a comercializar la marca Havanna, una marca no barilochense que logró absorber a Fenoglio.
Pese a ser oriunda de Mar del Plata y fundada en 1947 tras la crisis del 2001 Havanna fue adquirida por el grupo inversor Excel Group y mantiene activo el Museo del Chocolate con visitas todo el año tanto de turistas como de visitantes locales.







Dos años después de la apertura del Museo del Chocolate la ciudad padeció el brote de gripe A, lo que afecto el flujo de turistas por temor a la propagación del virus. Como ejemplo de lucha frente a la situación desfavorable, Adrián Inostroza con el apoyo de su esposa Andrea y un capital inicial de veinte mil pesos logró reposicionarse.
Esta chocolatería CHOCOLATE PATAGONICO pretende llegar más al público local, comprador todo el año y principal fuente de promoción para el turismo.
El año 2011 marcaría también un antes y después para la economía de Bariloche . La erupción del cordón Caulle - Puyehue 4 de junio de ese año provocaría el aislamiento de la ciudad frente a la cantidad de ceniza acumulada.
Distintos empresarios buscaron alternativas al comercio exclusivamente interno y local.





Rapa Nui y Mamushka optaron por mirar hacia Buenos Aires. Esta última ya contaba con comercios en Villa La Angostura, El Calafate y Mendoza.
La chocolateria DEL TURISTA que ya contaba con 22 locales en distintos puntos del país buscó la apertura de nuevos para hacer frente a la disminución de la demanda interna. Su propietario Emilio Secco, hijo de Benito Secco, cuñado de Aldo Fenoglio consideró que la crisis se superaría recién un año después de lo sucedido en Junio.
Tal fue la recuperación que en abril de 2012 se llevó a cabo la primera Fiesta del Chocolate, evento que reunía a buena parte de los empresarios del rubro para elaborar un huevo de Pascua gigante en la plaza del Centro Cívico y una barra de chocolate destinada a ser la más larga del mundo, sobre la calle Mitre.
En 2015 aparecieron nuevas chocolaterías fruto del esfuerzo de familias que hicieron experiencia en establecimientos mayores. Tal son los casos de Alan Diaz de Chocolates Paradise y de Ariel Torres, cuyos locales están ubicados en el barrio Lera y crecieron gracias a experiencias en Mamuschka y la Abuela Goye respectivamente.







Si bien en un principio, buscaron emplazarse en pleno centro, no lograron su cometido debido a los altos costos de los alquileres de la zona céntrica y a la fuerte competencia.
La lejanía del centro y su carácter de "chocolatería barrial" han llevado a estos comercios a contar con demanda local.
La chocolatería DELICIAS DE LA PATAGONIA sobresale por ser la primera naturista de Bariloche, utilizando materias primas orgánicas para conservar los sabores frutales y naturales.
NONCELLO mucho más reciente es propiedad de Cecilia Goye, nieta de Eduardo Goye, uno de los primeros pobladores de Colonia Suiza y es prima hermana de Luis Broger, propietario de Tante Frida.
Este chocolate presenta nuevas variables, marcadas por la creación de esculturas hechas integramente a mano y el uso de pigmentos naturales que le dan a los productos dulces un matiz artístico.







Otras pequeñas chocolaterías, en algunos casos se encuentran en la zona céntrica, lo que muestra que, pese a los altos costos, han logrado sostenerse gracias a la clientela mayormente barilochense, pero también el sector turístico que, como el interno, suele buscar opciones más baratas.









Fuente : Marcos Arancibia Agüero- Rocío Belén Martínez-