Este edificio que es una joya de la arquitectura fue la residencia de la familia aristocrática Errázuriz Alvear.
Josefina de Alvear y el diplomático chileno Matías Errázuriz Ortúzar contrajeron matrimonio en la Catedral de Buenos Aires el 23/04/1897. Durante varios años vivieron en el tradicional barrio de Monserrat y allí nacieron sus hijos Matías y Josefina.
Desde 1906 hasta 1916 la familia residió en Francia debido a misiones diplomáticas asignadas al señor Errázuriz en Europa y es en esa época que se proyecta y construye la residencia.
El matrimonio aprovechó los años vividos en Europa para adquirir una valiosa colección de obras de arte europeo y oriental, las que en su mayor parte integran hoy el patrimonio del museo.
El 18/09/1918 la casa fue inaugurada con una gran fiesta y se convirtió en el centro de una intensa vida social.
Después del fallecimiento de Josefina en 1935, Matías Errázuriz y sus hijos ofrecieron al Estado Argentino la posibilidad de comprar la casa con la colección de arte, con la condición de que se destinara a crear un nuevo Museo, el actual Museo de Arte Decorativo.
Cuenta con una amplia colección de objetos de arte. Tiene cerca de 4.000 elementos entre los que se destacan pinturas antiguas, tapices, jarrones orientales y miniaturas europeas.
El Museo cuenta con una biblioteca especializada en arte decorativo y organiza actividades culturales y visitas guiadas. También funciona un restaurante - café muy elegante con vistas al jardín del palacio.
La noche de los Museos del 31 de Ocubre del 2016 tuvo más de 40.000 visitantes entre los que nos encontrábamos y pudimos apreciar el Patrimonio del primer piso donde están los ambientes privados de la familia.
En la planta principal como muestra temporaria el LEGADO GONZALEZ GARAÑO (1886-1969) y la selección de 40 dibujos, ilustraciones y pinturas provenientes del que fuera uno de los miembros fundadores de la Academia Nacional de Bellas Artes en 1936.
En el subsuelo admiramos MASCARAS DEL MUNDO - COLECCION LUISA VALENZUELA
El proyecto incluye la instalación de sendas rosas en los cementerios de San Carlos y de Darwin, arrojando otras dos al mar, en lugares significativos para argentinos y británicos.
La Gran Rosa exhibida en este Museo alcanza los tres metros de largo y Pallarols ha puesto su arte de orfebre al servicio de un reencuentro capaz de acercar las conciencias, desterrar los fantasmas de la violencia y restañar el dolor de los recuerdos, especialmente entre los familiares y víctimas de esa guerra.
Este Museo es testimonio de un modo de vida de un sector de la sociedad de otros tiempos y nos ayuda a conocer y aprender esa parte de nuestra historia.
Muy recomendable.
Muy agradable y descriptivo artículo.
ResponderBorrar