Los días son tranquilos con jornadas de arena, playa y sol.
La comida marina norteña es muy variada y tiene dos corrientes (fría de Humboldt y caliente del Niño).
Encontrarás así ceviches preparados con mero, pez espada y langostinos.
Si tenés tiempo, ganas y dinero podés visitar playas cercanas como Punta Sal, Zorritos, Las Pocitas, Los Órganos, Cabo Blanco y nadar con tortugas.
Es un lugar ideal para realizar buceo y surf.
Pero un lugar tan tranquilo tiene su costado de ruido y desorden, el tráfico es caótico en su calle principal, las moto-taxi tan pintorescas como veloces y eficientes son demasiadas en esta época del año, sin tantos turistas veraniegos y ocasionan molestias.
También en la playa, con una arena suave y dorada, y un mar tranquilo y cálido, las motos de agua y los cuatriciclos sin control pasan entre los que nadan o toman sol ocasionando sobresaltos y peligro.
Es un buen lugar pero ... hay que mejorar ciertas cosas.
Los precios bastante más altos que en otros lugares, aunque podés encontrar accesibles.
Un detalle, la diversión a la noche es alta y con volumen, la oferta de tragos, bebidas y música rodean un lugar especial a orillas del espléndido Pacífico.
Una buena opción si estás recorriendo Perú y querés cambiar el paisaje montañoso por el mar y bañarte entre olas mansas o bravas y gaviotas revoloteando.
No te olvides de Máncora que se ajusta a todos los presupuestos.
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