MUNDO VIAJERO
Colonia del Sacramento es una ciudad colonial de Sudamérica, tiene un casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad, sus calles son empedradas y apenas hay autos. Se caracteriza por su tranquilidad y pausas, sin el apuro de las ciudades.
Hoy Colonia del Sacramento tiene una mezcla arquitectónica española y portuguesa.
El lugar más famoso es la Calle de los Suspiros, casi un callejón por su pequeño tamaño, y se mantiene tan en forma como cuando se fundó la ciudad.
Se dice que los condenados a muerte pasaban por allí suspirando camino a su ejecución y también había gran cantidad de prostíbulos a los que los marinos concurrían apenas llegaban a tierra suspirando ante las promesas de placer.
Callejear por el caso histórico es un verdadero placer, las antiguas casas, los coches antiguos, las calles empedradas, los faroles, las ventanas y sus flores, los talleres de los artistas y los artesanos.
Y las librerías.. Quise comprar un libro de algún autor uruguayo..Consulté. Me recomendaron un cuento ..." Las Hortensias" y me contaron en pocas palabras la vida de este escritor " raro" .
Si el día no está nublado y te subís al faro de Colonia del Sacramento verás la desembocadura del Río de la Plata. Hay 118 escalones para llegar al mirador y abajo están las ruinas del convento de San Francisco que son las ruinas más antiguas del Uruguay. Es un faro que todavía está en funcionamiento y se construyó a mediados del siglo XIX.
El ida y vuelta Buenos Aires - Colonia en el ferry sobre el Río de la Plata... Uruguay y Argentina dos países separados solamente por el río.
Felisberto Hernández y la espía soviética
El escritor uruguayo admirado por Julio Cortázar e Italo Calvino estuvo casado pocos años con Africa Las Heras, una agente del espionaje de la URSS que utilizó a su marido para vincularse con la sociedad uruguaya. El ignoraba las actividades clandestinas de su mujer, pero su obra abunda en pasajes sobre un secreto que acabaría por ser denunciado. El cuento " Las Hortensias" es el ejemplo más escalofriante de esa intuición.
El escritor uruguayo admirado por Julio Cortázar e Italo Calvino estuvo casado pocos años con Africa Las Heras, una agente del espionaje de la URSS que utilizó a su marido para vincularse con la sociedad uruguaya. El ignoraba las actividades clandestinas de su mujer, pero su obra abunda en pasajes sobre un secreto que acabaría por ser denunciado. El cuento " Las Hortensias" es el ejemplo más escalofriante de esa intuición.
«Si no hubiese leído las historias de Felisberto
Hernández en 1950, hoy no sería el escritor que soy» (Gabriel García Márquez).
«No es casual que la abrumadora mayoría de sus relatos haya sido escrita en
primera persona (pero“Las Hortensias”, gran excepción, parecería volcarlo
igualmente en el personaje central del cuento en lo que toca a las pulsiones
más hondas, acaso las más inconfesables dentro del contexto de su ambiente y de
su tiempo). Basta iniciar la lectura de cualquiera de sus textos para que
Felisberto esté allí, un hombre triste y pobre que vive de conciertos de piano
en círculos de provincia, tal como él vivió siempre, tal como nos lo cuenta
desde el primer párrafo. Pero apenas lo reconocemos una vez más –buenos días,
Felisberto, ¿cómo te irá ahora, tendrás un poco más de dinero, las piezas de
tus hoteles serán menos horribles, te aplaudirán esta vez en los teatros o los
cafés, te amará esa mujer que estás mirando?–, en ese reconocimiento que sólo
ha tomado unos pocos párrafos se instala ya lo otro, el salto fulgurante a lo
único que vale para él: el extrañamiento, la indecible toma de contacto con lo
inmediato, es decir con todo eso que continuamente ignoramos o distanciamos en
nombre de lo que se llama vivir.» (Julio Cortázar).
"Lo más seguro es que no sé como cuento mis historias, porque cada una de ellas tiene su propia vida extraña "dice el autor." Las Hortensias tiene una puesta en escena muy especial.
La historia es la de un hombre llamado Horacio que vive con su mujer María Hortensia. Son una pareja sin hijos. Su manía es coleccionar muñecas " un poco más altas que las mujeres normales". Está la muñeca de tamaño real que poco a poco reemplaza a la esposa que termina celosa hasta la locura.
Las Hortensias es la relación entre un hombre y sus muñecas. Es una relación de culpa y vergüenza social en ese cuarto cerrado. Las viste y les inventa historias personales, pasados, palabras... Es una relación estrecha. Las ama incondicionalmente. Ellas son perfectas, no se meten en la vida de uno, no son celosas ni demandantes. Son amantes perfectas. Su esposa no está ajena. Las muñecas usan su ropa.
... “Creo que debemos leer solo la clase de libros que nos hieren, que nos apuñalan. Si el libro que estamos leyendo no nos despierta con un golpe en la cabeza, ¿para qué leemos?... Un libro debe ser el hacha para el mar congelado que tenemos dentro de nosotros”. Franz Kafka.
EL AUTOR
Felisberto Hernández nació en Montevideo en 1902 y murió en esa misma ciudad en 1964.
Estudió piano desde chico pero a excepción de algunos conciertos montevideanos bastante exitosos, se vio obligado a ganarse la vida como pianista en bares de provincia y polvorientas salas de cine.
Sus giras por pueblitos uruguayos y argentinos, su eterna pobreza pegada a sus talones que lo destinaban a vivir en hoteluchos pobres le dieron material para varios cuentos.
Se casó cuatro veces. Sus primeras obras publicadas se agruparon bajo un título elocuente :" Los libros sin tapas", asi llamados porque, en efecto, no las tenían. Despues vinieron sus cuentos fundamentales : " Las Hortensias", " Nadie encendía las lámparas" " Menos Julia" " La casa inundada" "El cocodrilo" "Ursula" "Diario del sinvergüenza".
Era un solitario excéntrico, un conversador irónico y un joven afectuoso rodeado de amigos que lo apoyaban..
Logró llamar la atención de Roger Caillois de quien Borges decía "Soy un invento suyo". Pero aunque Caillois manifestara públicamente que Felisberto Hernández era el " escritor más original de América del Sur" el espaldarazo no bastó para este uruguayo que nunca tuvo aptitudes para promocionarse ni dinero para la vida social.
Con el paso del tiempo, Felisberto se fue encerrando cada vez más, al principio en su casa, después en un sótano del que se negó a salir. Cuando murió de leucemia, había engordado tanto que su cuerpo inflado y violeta no entró en el ataúd.
Desaparecido de las librerías de Buenos Aires podemos pensar que un autor no leído tiene importancia.
Quizás estar en el Purgatorio de los "raros", es que el Paraíso está cerca.
LOS LIBROS
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