sábado, 25 de mayo de 2019

CERRO OTTO - Bariloche - Argentina




COMPLEJO TELEFERICO CERRO OTTO

La primera excursión que podés hacer por su cercanía a la ciudad es el famoso Cerro Otto.
 Al Cerro Otto se puede subir en teleférico, en coche, o caminando. En vez de entrar a la cafetería giratoria, se puede dar una vueltita a la cumbre del cerro, dejándote castigar por el viento helado. Sus 1400 m de altura, muy cerca de Bariloche y del lago, te ofrecen buenas vistas del lago Nahuel Huapi, sus islas Huemul y Gallina, sus penínsulas, sus brazos, y las montañas.








El lago Nahuel  Huapi, en lengua araucana isla del Tigre, es un lago glacial con aguas verdes  y también azul profundo. Es enorme con unos 100 km de largo y más de 450 metros de profundidad máxima. Está  lleno de truchas enormes. Muchas islas , pequeños lagos a su alrededor y la cordillera andina con sus bosques húmedos y árboles imponentes. Un verdadero paraíso. 

El cerro Otto está a solo  1 km de Avda de los Pioneros. En el camino levemente sinuoso encontrarás el Complejo Invernal Piedras Blancas. Un poco más adelante se encuentran las pistas de esquí de fondo y el Refugio (Museo) Berghof.

En transporte sin cargo desde Mitre y Villegas,  en auto o también en los colectivos 50 ( Por Avda Los Pioneros hasta Teleférico Cerro Otto y Villa Los Coihues) y 51 por Avda Pioneros hasta Km 8 y luego hasta km 15 de Bustillo). En el Km 5 llegarás a la Estación Inferior del Teléferico Cerro Otto. En típicas góndolas rojas cerradas se llega a la Confitería Giratoria que es única en el país.










REFUGIO BERGHOF – CERRO OTTO
En el año 2013 se inauguró el Nuevo Refugio Berghof tras el incendio que destruyó la histórica estructura dos años antes. Tiene un salón comedor, una cocina muy completa y despensa. Está construido en madera. Las noches en el refugio son la combinación entre música, gastronomía y una visita única de Bariloche.

Para acceder al refugio se debe tomar la picada aledaña al camino de autos que comienza en el km 1 de la Avenida de los Pioneros. Esta picada se desarrolla con una suave pendiente, por eso es considerado el más fácil de los accesos a refugios del Club Andino Bariloche. El trayecto dura unas dos horas.














Cerca del refugio se pueden visitar las pistas de esquí nórdico, el centro de esquí alpino “Piedras Blancas” y su sector de escalada con rutas equipadas, la piedra de Habsburgo y la confitería giratoria.

 La senda a Piedra Habsburgo parte desde la cima y transcurre por un bello bosque de lengas hacia la ladera sur del cerro. Por la mitad del trayecto encontramos un alambrado y un portón que se debe atravesar ingresando a una propiedad privada ( el ingreso está permitido). Luego de aproximadamente 40 minutos se llega a la Piedra de Habsburgo donde se encuentra un mirador con una excelente vista  al lago Gutierrez, cerro Catedral y el sector sur de la ciudad.

La picada vieja al refugio Berghof nace en el km 4.8 de la Avenida de Los Pioneros. El inicio está marcado por grandes pinos que bordean de ambos lados una calle que asciende por el cerro y, más arriba, hay que doblar a la izquierda e internarse en la vegetación donde se afina el camino hasta volverse una picada. El cartel es ambiguo, y se presta a confusiones, tendrás que caminar mucho para llegar al refugio, no sólo son los 500 metros.Y es un camino muy empinado.











 El refugio Berghof cuenta con una interesante historia, ya que fue vivienda de un pionero de Bariloche y fundador del Club Andino, Otto Meiling. Se convirtió en la primera fábrica de esquíes y primer centro de esquí de Sudamérica.

 En la ladera del cerro, Otto Meiling construyó varias casas en la década del 30, entre ellas el refugio, que primero se llamó Berfgreude (alegría de la montaña) y luego Berghof (Vivienda de la montaña).
Allí Otto daba clases de esquí, convirtiéndose en uno de los principales impulsores del desarrollo de Bariloche como centro de esquí. En el refugio se pueden observar algunos elementos históricos y conocer un poco más del pasado de las actividades de montaña. Pasaron los años y en octubre de 1956 Meiling legó su propiedad al Club Andino Bariloche, formulando que el Club debía administrarlo como un refugio de montaña.
La obra fue inaugurada dos años después y presentó el salón del antiguo refugio, con su capacidad, chimenea, materiales y la calidez que tenía el original, a lo que se sumó una cocina adaptada al servicio que se presta.
Además se plantaron lengas y se quitaron las especies exóticas para que en 20 años el lugar esté más parecido a lo que era originalmente.











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